Pasan dos cosas. Marsella es la ciudad de la cultura europea durante todo este año. Pasa también que la semana pasada comenzó en Francia el juicio de un amplio grupo de mujeres de todo el mundo contra la corporación Poly Implant Prothèse (PIP), tercer suministrador de prótesis mamarias, prótesis que resultaron nocivas para todas esa mujeres que quisieron ponerle más pecho a sus vidas.
En este cruce, surgió la instalación -performance de la artista francesa, Camille Lorin, que fue visible en la piscina Frais-Vallon de Marsella este sábado, todavía por única vez. Probablemente, dada su trascendencia y éxito, vuelva a repetirse durante el año.
La cosa fue así. Lorin usó 300 prótesis mamarias para su obra y las colocó suspendidas del techo, colgando de medias de red que sirvieron tanto de soga como de envoltorio.
Llamó a su obra PIP Show probablemente no sólo porque coincidía con la sigla de la corporación inescrupulosa y ahora cuestionada, sino también porque «peep» -en inglés pronunciado «pip»- significa espiar y es a su vez un servicio que toman muchos señores para contratar mujeres a las que observan sin tocar y a través de un vidrio para que ellas hagan con sus manos las cosas que el señor no se atreve. Hablo de los Peep rooms.
«Las medias de rejilla son un atributo femenino, y al mismo tiempo algo frágil, que puede romperse», como se rompieron las prótesis PIP en el interior de las cinco mil doscientas cincuenta mujeres querellantes, partes civiles en el proceso, explicó la artista a la agencia AFP.
«La idea es el encierro en el que se encuentran las mujeres para corresponder a los cánones de belleza que la sociedad les dicta», añadió la artista. Es una forma de «acceder al modelo femenino occidental», lo que tiene un aspecto «alienante».
Lorin, de 32 años afirmó querer lanzar «una mirada sobre una época que nos dibuja y nos deforma».
Y yo agregaría que también nos mata.
Se calcula que más de 300 mil mujeres en todo el mundo fueron afectadas por estos implantes defectuosos en su intento de ser más bellas y más deseables. Ahora sólo estarán más enfermas.
Las falsas tetas ahorcadas de Camille Lorin son una metáfora brutal y uso la palabra brutal en todos los sentidos que esta pueda tener.