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BienAlSur en Madrid: Anna Bella Geiger en La Casa Encendida

Written by jaquealarte
La muestra Geografía física y humana de la artista Anna Bella Geiger (Río de Janeiro, 1933), figura clave para entender el arte conceptual brasileño, llega a La Casa Encendida con la curaduría de  Estrella de Diego este 28 de serptiembre como parte de la maratón de la BienAlSur. En la cartografía está indicado como el KM 10.044 aunque en la web de la Casa Encendida no mencionan la Bienal.
La exposición recoge alrededor de cien obras entre vídeos, fotografías, libros de artista y fotocollage centradas en dos elementos temáticos fundamentales en su obra: la geografía física y la geografía humana. A través de estas dos líneas y, sobre todo, a través de los mapas, elemento fundamental en su trabajo, la artista reflexiona sobre las políticas coloniales, los estereotipos culturales, las exclusiones, los discursos impuestos por la hegemonía y, especialmente, los modos de cuestionarlos desde unas obras que en su acabado resultan frágiles y delicadas, lo que convierte a sus objetos políticos en objetos poéticos.

La trayectoria de Geiger es fructífera desde los orígenes, abandonando muy pronto sus comienzos abstractos de los años cincuenta para entrar de lleno en el su etapa conceptual, sobre todo tras su viaje a Nueva York en la década de 1970. Tras finalizar sus estudios de Literatura inglesa en la Univesidad de Brasil, en 1956 se casa con el geógrafo Pedro Geiger. Incluso aquellos años iniciales dedicados a la pintura abstracta, en los que ya participa en la Primera Exposición de Arte Abstracto de Petrópolis, estaba influenciada por la enseñanza de Fayga Ostrower, la maestra polaca de origen judío con quien Geiger aprendió el grabado. Esta técnica la llevó también a aprender la libertad de crear sin la presión de la obra única. El concepto mismo de la repetición y las series asociado al grabado constituyen, poco a poco, unas fascinantes estrategias contra del discurso de autoridad, a menudo camufladas, a las cuales acude Geiger con frecuencia.

Desde muy temprano empieza a trabajar con collages y dibujos, fotomontajes, vídeo, fotografías, libros de artista e instalaciones. En 1954 viaja a Nueva York, donde asiste a cursos y conoce a Henry Kahnweiler, famoso marchante de los artistas surrealistas, que se interesa por su trabajo y adquiere alguna de sus obras. Regresa a Estados Unidos en los años setenta, momento en el cual entra en contacto con personalidades como Vito Acconci y Joseph Beuys. La artista recurre a nuevas fórmulas narrativas, sobre todo aquellas que buscan revertir las maneras de contar el mundo desde una posición masculina. Adopta, pues, una identidad y narración quebradas, repletas de repeticiones y falsas repeticiones de esas que tanto gustaron a Duchamp, uno de sus artistas preferidos.
 
En la muestra se pone en evidencia la sutileza de la obra de esta artista, su compromiso político, su peculiar subversión de las cronologías. En suma, presenta una geografía física y humana donde el mundo debe volver a escribirse, a narrarse, desde una mirada diferente.

Según la comisaria Estrella de Diego, “dibujar un mapa es trazar los esquemas del poder». Anna Bella Geiger dibuja mapas, territorio históricamente asignado a los hombres, en tanto concepción espacial para revisar el concepto político de dicho espacio. Con este planteamiento aspira a que las mujeres recuperen ese territorio que les ha sido negado y se pregunta cuántos mapas hay que subvertir para dar la vuelta a la narración y empezar a contar de nuevo.

Para Anna Bella Geiger, “los mapas son la representación del mundo, con todas las implicaciones de control y dominio que el propio término representación conlleva”. El mapa se convierte, como en el caso del uruguayo Torres García, en un territorio de subversión.
 

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