Piss Christ, 1987
La galería Edward Tyler Nahem, de Nueva York, está protegida desde hace días por medidas de seguridad extraordinarias. Es que la muestra que acaba de inaugurarse allí, Body and Spirit (Cuerpo y espíritu), que reúne una selección de trabajos de la producción de los últimos 25 años del artista Andrés Serrano, incluye «Piss Christ», una obra que les cuesta mucho tolerar a los sectores más consevadores de los Estados Unidos. «Piss Christ» es una fotografía de un Cristo en la cruz sumergido en orín del artista.
Semen and Blood III, 1990, fotografía
En realidad, casi todas la fotos de Serrano son controvertidas, pero ninguna tanto como «Piss Christ». Cuando se expuso en Estados Unidos en 1989, encendió un durísimo debate en el Congreso acerca de qué arte merecía el financiamiento público. El año pasado, mientras se exhibía en Francia, la obra fue atacada a martillazos. Y la noche de la inauguración de Body and Spirit, un grupo de activistas católicos protestó en la puerta de la galería.
The Interpretation of Dreams (White Man’s Burden), 2000
Para algunos católicos, la fotografía de Serrano es insoportablemente ofensiva. El artista les responde que «Piss Christ» es una reflexión sobre su trabajo como artista y como cristiano. Agrega que hoy el crucifico es poco más que un accesorio de la moda y que, cuando uno lo ve colgando del cuello de alguien, no se horroriza, aunque representa la crucifixión de un hombre.
La Morgue (muerte relacionada con el sida), 1992
«De modo que, si ‘Piss Christ’ te altera, no estaría mal que te pongas a pensar qué ocurrió en la cruz», concluye Serrano con lógica impecable.A lo largo de su carrera, el artista inventó un lenguaje visual muy personal y muy eficiente para formular preguntas acerca de la mortalidad, la religión, el sexo y la sociedad, entre otros temas que aparecen en primera línea del discurso contemporáneo.
Niño Jesús negro, 1990
El hecho de que «Piss Christ» siga generando duras polémicas 25 años después de su creación es un indicio de que Serrano es un artista que se toma sus temas en serio y de que su obra compromete al espectador y lo pone a reflexionar sobre su lugar en el mundo.
