«Blanco y negro son los colores de la fotografía», dijo una vez el famosísimo fotógrafo Robert Frank y agregó: «Para mí, estos colores simbolizan una alternativa, la de la esperanza y la de la desesperación a los cuales la humanidad está siempre aferrada». Frank, como sus colegas vibrantes del siglo XX Bill Brandt, Man Ray, Tina Modotti y Weegee tuvieron en común su veneración incondicional hacia la imagen monocroma.
Una nueva exhibición en el Museo de Jerusalén plantea reconsiderar la obra de casi 100 fotógrafos que trabajaron en blanco y negro pero con el ojo puesto en una característica compartida que se sintetiza en el nombre elegido para la muestra: «La visión desplazada. Fotógrafos migrantes del SXX», una exhibición que hace foco en fotógrafos cuya vida estuvo signada por su carácter de inmigrantes.
El Museo de Israel, desde esta premisa, seleccionó más de 220 imágenes que reflejan la experiencia del artista migrante, preocupado por integrarse en la nueva arquitectura vital, en el nuevo medioambiente que comenzaba a enmarcarlo.
Desde la obra de Ellen Auerbach hasta la de Germaine Krull, la colección es un inmenso mar de imágenes que se rescataron del naufragio de una vida expropiada.
Hasta el 3 de octubre en el museo isreaelí.
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