Reponemos esta nota de febrero de 2013: nuestra pequeña protesta contra la política migratoria de Donald Trump. Acá va:
Tala Madani (Irán, 1981) acaba de abrir una muestra en el Moderna Museet Malmö, en Suecia. Más de 80 piezas se despliegan en las salas del museo en lo que es la mayor muestra realizada por la artista en Europa: Rip Image.
Madani, casi obsesivamente pinta en papel o en óleo una y otra vez declinaciones de una misma retórica burlona: hombres imposibles en el mundo real del Irán contemporáneo, el macho iraní desvalido en vez de emponderado, destronado de su estereotipada gloria, cuestionado en su sexualidad, en su hombría, en su lugar de privilegio.
Su pintura es su venganza nada sutil a un estado de situación que hace que la vida de una mujer en Irán sea totalmente desigual a la de un hombre.
Según un informe reciente de BBC Mundo, La vida de una mujer en Irán vale legalmente la mitad que la de un hombre. No pueden decidir un divorcio. Sólo pueden mantener la custodia de los hijos hasta los siete años de edad. En cuanto a la comparecencia ante un juzgado, una mujer sola no puede testificar y deben hacerlo dos a la vez para que su palabra tenga valor jurídico. Esa fue la vuelta al islamismo más fundamentalista que vivió el país luego de lo que parecería que sería un cambio en 2009.
Así es, aunque esta situación parecía que cambiaría con las protestas de las mujeres -siempre silenciosas y estudiosas y sabiamente cautas- todo siguió igual y peor aun ya que fueron ellas, ya sea con la cara cubierta o no las que encabezaron las protestas y las organizaban y eso hizo que el poder masculino les podara sus efímeras alas. La educación, que poblaba las universidades de mujeres, ahora comienza a recortar su ingreso a quienes estuvieron a la cabeza de las manifestaciones. Ya se sabe, la educación enseña a pensar y las mujeres pensantes no son bienvenidas en la vida de cada día.
Ante esta situación Madani, la artista visual iraní más reputada de su país -entre hombres y mujeres- llega con estas pinturas con contenidos grotescos como un manifiesto.
Un manifiesto que delinea con maestría como para saltear la mirada política de sus admiradores que poco o nada saben de la situación en Irán, el lejano oriente exótico, a veces metido en guerras no muy claras.
Tala decidió enfrentar la situación con su obra. Así, participó en la última bienal de Venecia en el pabellon danés y estuvo nominada a uno de los más prestigiosos premios en las artes, The future generation Art Prize.
En sue obras, finalmente, al exponer escenas de lo que podría llamarse una ceremonia aberrante cada vez, desnuda la verdadera esencia de la frustración, el fervor y la insuficiencia.
Actulmente vive y trabaja en Los Angeles.
Todas las fotografías son © de The London Contemporary Art