El SFMOMA de San Franisco exhibe por estos días una restrospectiva de Edvard Munch , Entre el reloj y la cama. Munch profesó un parentesco con Vincent Van Gogh «para pintar hasta el final.» Por suerte para nosotros, su carrera abarcó 60 años. Sus pinturas se mostraron por última vez en San Francisco en 1951, por lo que la oportunidad de verlo es muy celebrada.
La muestra está organizada temáticamente: Amor, Nocturnos, Alrededor de la Cama, Alucinaciones, Memoria y Espejo y podrá visitarse hasta el 9 de octubre.
Con aproximadamente 45 pinturas producidas entre los años 1880 y 1940 y con siete obras vistas en Estados Unidos por primera vez, esta exposición utiliza el último autorretrato significativo del artista noruego como punto de partida para reevaluar toda su carrera.
Entre el reloj y la cama reúne las composiciones más profundamente humanas y técnicamente más audaces que reflejan las vicisitudes del amor, la desesperación, el deseo y la muerte. Cuenta, además, con más de una docena de sus autorretratos para revelar un artista moderno singular, que es ampliamente desconocido para el público en general y cada vez más reconocido como uno de los principales innovadores de la pintura figurativa en el siglo XX.
«Cuando se considera que Munch sentía que no había alcanzado lo que se proponía como artista hasta los 50 y que su carrera no se correspondía con los caminos tradicionales de la historia del arte, entonces la última parte de su carrera merece una visión más cercana», dijo Gary Garrels, curador de pintura y escultura de SFMOMA. «La influencia de Munch se puede sentir en el trabajo de muchos artistas como Georg Baselitz, Marlene Dumas, Katharina Grosse, Asger Jorn, Bridget Riley y particularmente Jasper Johns, quienes se fascinaron con los patrones de Munch que pueden apreciarse en esta retrospectiva».
Fuente: JuxtapozMagazine y SFMOMA