Sandstars, 2012. Aproximadamente 1.200 objetos encontrados y fotografías. Foto de Mathias Schormann
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Un poco evocando la lógica de clasificación y exhibición de los museos de ciencias naturales de principios de siglo -como el de La Plata y el de Parque Centenario- y, por lo tanto, poniendo en primer plano la tensión entre naturaleza y cultura, Gabriel Orozco (Xalapa, México, 1962) ha creado dos grandes instalaciones que se exhiben desde hace días en el Museo Guggenheim de Nueva York, luego de pasar por la sede de Berlín.
Sandstars
Asterisms es una muestra en parte escultórica y en parte fotográfica hecha con miles de objetos de detritos que el artista recolectó en dos sitios: en un campo de deportes cerca de su casa en Nueva York y en una reserva de vida salvaje en la costa de Baja California Sur, México.
Esa reserva, Isla Arena, es un sitio de apareamiento de ballenas y cementerio de ballenas, pero se ha convertido también en el lugar adonde las corrientes del Océano Pacífico llevan todo tipo de desechos industriales y comerciales. Orozco había trabajado en el mismo lugar en 2006, cuando extrajo un esqueleto de ballena para la escultura «Mobile Matrix«, ahora instalada de forma permanente en la Biblioteca Vasconcelos de la ciudad de México.
Lo que extrajo ahora para esta parte de la muestra, llamada Sandstars, es muy diferente: incluye boyas náuticas de metal y de plástico, pelotas de deportes, botellas de vidrio, lamparitas eléctricas, remos de madera, tornillos, bisagras, espuma de poliestireno, rollos de papel higiénico «fosilizados»… Lo clasificó todo, y lo dispuso en forma ordenada y jerarquizada según función de los objetos, color, tamaño, etc . Creó una falsa taxonomía.
El resultado es una alfombra de 1.200 objetos, acompañada por fotografías de gran formato donde los objetos están dispuestos en grillas. El efecto es lo habitual en este artista: Orozco suele desdibujar las fronteras entre vida y arte. Aquí recoge objetos de uso cotidiano, los resignifica, los poetiza, los convierte en arte. Muestra la porosidad entre naturaleza y cultura.
En la segunda parte, Astroturf Constellation, hace lo mismo, pero en un escenario completamente diferente: recolecta todo tipo de restos dejados por los atletas y los espectadores en un campo de juego de Nueva York, donde vive. El resultado no es muy diferente: monedas, fragmentos de pelota, envolturas de chicles, trozos de hilo… Todo lo presenta clasificado y acompañados de su representación fotográfica.
Este video es sobre las dos instalaciones, cuando la muestra se exhibía en el Guggenheim de Berlín, hasta hace semanas.
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