Por Martin Volman, para jaquealarte.com.ar
Esta semana cerró una nueva edición de Paraty em Foco, uno de los festivales de fotografía más importantes de América Latina. Con un estilo renovado e intervenciones al aire libre, se llevaron a cabo 20 talleres, 12 entrevistas y más de 15 exposiciones simultáneas, entre ellas, la de la argentina, Guadalupe Miles, que mostró su trabajo sobre el Chaco salteño.
De la serie Chaco de Miles
De la serie Chaco de Miles
Las exposiciones fueron curadas por el fotógrafo español Claudi Carreras. En conversación con jaquealarte.com.ar, expresó que en esta edición se pudo consolidar la posibilidad e intención de difundir la fotografía en espacios públicos, como así también de presentar novedades internacionales. Según él, que la convocatoria haya sido abierta pudo elevar la calidad de los proyectos que se presentaron.
En cuanto al balance, lo consideró como muy positivo, sobre todo al “explorar grandes formatos expositivos”, como el cubo donde mostró su trabajo sobre el Chaco salteño de Miles. Carreras agregó: “Hemos trabajado con los autores en formas de presentación de sus proyectos más arriesgadas, buscando siempre un consenso y una forma atractiva que dé sentido al Festival”.
Carreras resaltó, además, la curaduría realizada en las charlas y entrevistas por parte del editor Cassiano Elek Machado, teniendo en cuenta que es “muy bueno salir del ámbito exclusivamente fotográfico y amplificar nuestras experiencias”. Es en esa línea en la que Paraty quiere trabajar en las próximas ocasiones.
Un breve pin pon con Carreras:
¿Cómo ves la fotografía en América Latina? ¿Hacia dónde está yendo?
Cada vez tiene más fuerza y más presencia internacional. En estos momentos, la producción en algunos países tradicionalmente muy fuertes se ha estancado y nos son capaces de salir de sus reiteraciones. Creo que es el momento de que desde la periferia de los centros tradicionales del mercado y del poder en el mundo del arte se reivindique el papel de nuestros creadores. Sin duda está aconteciendo, y América Latina tiene un presente y un futuro muy alentador.
¿Cuáles algunas de las ideas para la décima edición del Festival?
Aún estamos con la resaca y el cansancio de esta edición. Acabamos de llegar de Paraty, aun así, la cabeza no para de generar propuestas. Estoy seguro de que continuaremos insistiendo en la interacción del público y las obras en ese entorno maravilloso que es Paraty, trabajando en una línea multidisciplinar en el ámbito de las artes visuales y profundizando cada vez más en los contenidos y las producciones multimedia. El festival se quiere consolidar como un espacio fundamental para la discusión en el ámbito de la imagen en América Latina.
¿Cuál fue tu idea curatorial?
Este año el tema transversal propuesta eran los extremos. Mi intención ha sido presentar imágenes de extremos geográficos muy alejados de nuestra realidad, y presentar también extremos cotidianos y cercanos. Una forma de investigar sobre nuestro mundo hoy a partir de las imágenes que lo representan.
Además, conversamos con una de las fotógrafas argentinas que visitó el festival, Lena Szankay, para quien los brasileños tienen una mirada “más vital, no tan anclada en la huella y en lo que no se ve”. Para la fotógrafa, el festival tiene un corte meramente documental, aunque los invitados a las charlas trabajan en distintas líneas. Sobre el boom actual de los fotolibros, contó que la artista Rosangela Rennó dijo que el fenómeno era «algo particular, pero no del todo raro: en estas épocas donde nadie imprime fotos y dejaron de existir los álbumes familiares, y toda esa tradición se está perdiendo, los fotolibros vendrían a cubrir esos espacios simbólicos”. Lena viajó acompañada por integrantes del taller que dicta, “Del Pensamiento a la imagen”.
Sobre el fotoperiodista Stephen Ferry, quien hace unos meses presentó su último libro Violentología también en Buenos Aires, expresó: “ Estoy contentísima con la charla de [Stephen] Ferry. Al fin una mirada distinta, realista y no cargada de ideologías en ese conflicto. Ferry aporta algo fundamental en su libro cuando insiste que su meta no es documentar el conflicto del narcotráfico sino que el conflicto sobre la violencia tiene matices y muchos actores distintos y todos están engranpados unos con el otro. Su foco está puesto en el contexto, es decir, siempre que hay un hecho de violencia, hay personas alrededor que están para ayudar, para curar, para sostener”. Ese punto me parece fundamental y aporta una nueva luz sobre las desgracias ajenas, opinó Szankay.
