Dice Matchoro de su obra: «Mi ‘trabajo’ como pintor es inventar momentos. Una serie de momentos de pura verdad que representen realmente la toma de riesgo del artista.
El momento de verdad está «hecho de verdad» cuando irreversiblemente fija algo que ya no tiene vuelta atrás: un momento en el que no se tiene chance de hacer otra jugada, de tomar otra opción.
Si el tiempo está cerrado implacablemente con nuestra incapacidad de poder tomar otra opción, a la vez, nos abre a una profundidad infinita con libertad para producir otra nueva obra, otra verdad. Pintar confirma lo que el tiempo afirma mientras usamos una gran parte del día para crear esos momentos de verdad, esas obras sin vuelta.
Un tiempo donde la nostalgia bajo la influencia de la memoria da lugar y da vida a un feliz asentimiento del futuro incipiente».