Con tal solo 27 años, el artista alemán Georg Baselitz daba vida a la serie Los Héroes, fruto de dos años de intenso y prolífico trabajo (1965-1966). Estos dramáticos personajes, que pusieron en tela de juicio las ideologías y los sistemas políticos establecidos tras la Segunda Guerra Mundial en su país, recalan en el museo Guggenheim de Bilbao.
La historia de Georg Baselitz (Deutschbaselitz, Sajonia occidental, 1938) ha sido y sigue siendo la de un artista que siempre se ha sentido fuera de lugar: «lo que nunca he podido evitar es Alemania y ser alemán». Nacido en este país antes del derrumbe del nazismo y testigo, posteriormente, de la división de su país en dos mitades, en las que no consiguió encontrar un modelo válido de sociedad. Sobre el sistema comunista que le tocó vivir en el Berlín Oeste llegaría a decir «era básicamente un puñado de viejos que, por supuesto, no creían en la honestidad y lo peor es que nadie pensaba que todo aquello fuera absurdo, al revés, creían que era correcto y perfecto».
Ese escepticismo y desilusión con la época y con su patria le hicieron madurar de golpe y crear entre 1965 y 1966, con tan solo 27 años, una serie de pinturas bautizada como Los Héroes, hoy reconocida (paradojas del destino) como un ejemplo clave del arte alemán de los años 60. Estos dramáticos personajes recalan ahora en el Museo Guggenheim de Bilbao, hasta el próximo 22 de octubre, gracias a una exposición organizada en colaboración con el Städel Museum de Frankfurt, el Moderna Museet de Estocolmo y el Palazzo delle Esposizioni de Roma.
La muestra reúne por primera vez 68 cuadros, además de dibujos y bocetos, de una serie compuesta por figuras monumentales. El arte no es una cosa bella Irónicamente bautizados como ‘héroes’ su imagen refleja a combatientes destrozados por la pasada guerra, heridos, ensangrentadosPero, ¿quiénes son realmente estos héroes de Baselitz? Son soldados, pastores, rebeldes, partisanos… que a pesar de su nombre y uniformes reflejan una imagen muy alejada de la propaganda bélica y del triunfalismo de la posguerra de la Alemania de la RFA. Irónicamente bautizados como ‘héroes’ su imagen refleja a combatientes destrozados por la pasada guerra, heridos, ensangrentados, con miembros amputados… Rompen radicalmente con la imagen asociada al heroísmo masculino y se presentan rodeados de fracaso y resignación. «Fui traído al mundo en un orden destruido, en un paisaje destruido, en un pueblo destruido, en una sociedad destruida. Y yo no quería introducir un nuevo orden. Había visto ya demasiados, así llamados, órdenes», sentenció. Con ellos, el artista no solo puso en tela de juicio las ideologías y sistemas políticos establecidos tras la Segunda Guerra Mundial sino su propio lugar en el mundo y también a las corrientes artísticas de la época. «El arte no es una cosa bella que a todos deba gustar, el artista ha de venir con su obra y romper ese concepto de belleza. Es la revolución del artista que quiere ganar algo nuevo, ese estado ideal que interrumpe la forma tradicional», señala Baselitz.
El comisario de la exposición, Max Hollein, define así esta serie: «Los Héroes son tanto un hito como un eje apasionado en la obra de Georg Baselitz. Emanan de una profunda necesidad interior, en una confrontación deliberada con temas apremiantes y cargados de significado, y desarrollan una reflexión intemporal sobre la existencia del artista como tal. Dando expresión a un aislamiento, desarraigo y desorientación visualizados de forma estridente y sentida, la obra recoge el precario estado experiencial del artista en un mundo roto y establece una imagen paradigmática de su condición».
En su interior las vigorosas pinceladas de color, la línea y las figuras rivalizan en fuerza e intensidad. Como curiosidad, a pesar de su imagen de desesperanza y fracaso, el autor siempre les regala un objeto ‘protector’: puede ser una paleta de pintor, una carretilla o la semilla que dará una futura semilla que no les deja totalmente desolados. Además de mostrar prácticamente todo el ciclo de Los Héroes o Tipos Nuevos, la exposición alberga una selección de dibujos y grabados en madera del mismo tema, junto con los primeros ejemplos de las obras «fracturadas» de Baselitz de 1966, en las que el artista experimentó con la reorganización de la imagen que precede a su famosa etapa de las imágenes invertidas.
Fuente: Nani Cores para 2ominutos.es