Así se presenta el canadiense Kai McCall, ahora mismo exhibiendo en la galería de Avignon de Montreal: «Estoy interesado en la pintura narrativa por su versatilidad, la que me permite expresarme en una amplio rango temático y filosófico.
El modo en que desarollo mi narrativa es poniendo en escena un conflicto. El conflicto se convierte en el motor que guía mis obras. Puedo, por ejemplo, representar un hecho donde un contraste sencillo tiene lugar o donde un personaje aparece en el borde de tener que tomar una decisión difícil.
En algunas pinturas, el conflicto representado sugiere una profunda crisis, en otros transcurra más imperceptiblemente.
Me gusta establecer las ruedas de mi narrativa en movimiento y ofreciendo al que mira la posibilidad de especular sobre la resolución del conflicto. A primera vista, parecen retratos, sin embargo la motivación central en cada obra es la representación de una situación más que la representación de un individuo específico.
Con todo, mi narrativa se decanta a través de particulares características del cuerpo humano: su lenguaje, sus ropas y sus expresiones. Todas son elegidas con milimétrico cuidado según la función que espero que tengan dentro de la pintura. Cada individuo es un agente que guía mi relato».
Los engañosos retratos de Kai McCall
