Los 80 en América Latina: entre el terror y la fiesta

Manifiesto Hablo por mi diferencia, 1986, de Pedro Lemebel

Entre el terror y la fiesta. Así vivió la mayor parte de América Latina las décadas del setenta y del ochenta y así lo registran las 600 obras de Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina, la muestra que acaba de inaugurarse en el Museo Reina Sofía, de Madrid, con un título preciso en su primera parte pero más bien tramposo en la segunda, que enfoca en los años ochenta cuando, en realidad, la muestra abre su recorrido con el golpe de estado de Pinochet en 1973 en Chile y lo cierra a mediados de los 90, con la experiencia del zapatismo en México.

Madres de Plaza de Mayo en la plaza inundada, 1983, Daniel García

«Perder la forma humana» alude a la violencia atroz que se ejerció sobre los cuerpos, pero también a las formas radicales que se eligió en todo el continente para responder -generalmente en espacios no convencionales, fuera de los circuitos artísticos oficiales- desde acciones artísticas y formas políticas no tradicionales. El proyecto ahonda también en las formas de  articulación que en la época se registraron entre lo artístico y lo político.

Eduardo Kac, performance en la playa de Ipanema, 1982

Se presentan los resultados de una investigación impulsada por la Red Conceptualismos del Sur, que, en su primera fase, se ha focalizado en episodios del Cono Sur, Brasil y Perú, con la inclusión de casos puntuales de México, Colombia y Cuba.

Así, a través de obras en su mayoría inéditas, instalaciones, dibujos, documentos, registros sonoros, fotográficos, gráficos y de video, performances, acciones poéticas, teatro experimental, Perder la forma humana muestra, además de las  secuelas  de la represión, la detención, la tortura y la desaparición de personas en las dictaduras, los impulsos colectivos para oponerse y resistir.

Ritual chiriguano Arete Guasu. Registro de  Ticio Escobar, ca. 1986

Bajo dictaduras sangrientas y/o en períodos de transición democrática, surgieron nuevas prácticas y proyectos poético-políticos: desde las acciones políticas y visuales de movimientos como las Madres de Plaza de Mayo, pasando por las desobediencias sexuales -incluidas experiencias de travestismo que impugnan en el cuerpo la noción tradicional de género-, hasta la escena underground -música, fiesta, teatro, performance-.

Ruta 68, Gonzalo Donoso, 1986

«Todas estas experiencias llevaron a extraviar la forma humana, tensionando y deformando la concepción humanista de sujeto, y dieron lugar a nuevas subjetividades que pusieron en crisis las formas de existencia conocidas, transformando los modos de entender y hacer política contrahegemónica», dice el texto de la muestra, organizada por el Museo Reina Sofía en colaboración con la AECID, y curada por la Red Conceptualismos del Sur.

Manga Rosa. Arte ao ar livre, Intervención de Viajou sem Passaporte

En la exposición participan desde organizaciones políticas como Madres de Plaza de Mayo y Mujeres por la vida, hasta colectivos de artistas como Las Yeguas del Apocalipsis, Taller NN, C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Participativo – Tarifa Común), Polvo de Gallina Negra, Gang, CADA, Periférico de objetos, y artistas como León Ferrari, Néstor Perlongher, Ney Matogrosso, Juan Dávila, Gianni Mestichelli, Paulo Bruscky, Clemente Padín, Sergio Zevallos y Miguel Angel Rojas.

Ral Veroni, Bienvenidos al circo, Bs. As. 1989-1995. Cartel intervenido.

El equipo de Red Conceptualismos del Sur, que trabajó en la muestra estuvo integrado por Ana Longoni y Mabel Tapia, de Argentina; Miguel A. López, de Perú; Fernanda Nogueira y André Mesquita, de Brasil; Jaime Vindel, de España, y Fernanda Carvajal, de Chile.