La tradición escultórica de Grecia fue la norma del arte durante siglos, pero puede que ahora le toque ser también su futuro
El artista ateniense Adam Martinakis diseñó notables esculturas digitales que fragmentan la unidad de la forma humana y presentan al cuerpo como una estructura frágil y rígida, flexible y fija a la vez.
Se puede reconocer lo más humano en la perspectiva, en algunos gestos congelados, en la postura frente al dolor: como si la mente se hubiera materializado, o un sueño hubiera despertado de su trance para encontrar una manzana en su frente.
Matinakis nació en Lubań, Polonia en 1972, su madre es polaca y su padre, griego.
Desde 1982, vive y trabaja en Atenas, donde desde el inicio de este siglo, comenzó a experimentar y trabajar con imágenes en 3D, video digital, new media y web design, soportes que aplica para generar desde un software sus particulares representaciones del cuerpo humano.