La antropología de los sentimientos es el nombre de la exposición de la catalana Isabel Muñoz curada por Audrey Hoareau y François Cheval, cofundadores de The Red Eye.
En Tabacalera de Madrid la fotógrafa presenta hasta el 27 de junio una selección de 97 fotografías y seis instalaciones audiovisuales de las series fotográficas más representativas de su producción actual. La muestra construye un recorrido temático en torno a la representación obsesiva y heterogénea del cuerpo humano, desde los mismos orígenes de la humanidad, la espiritualidad, la locura, los límites y extremos del cuerpo, la dimensión social de lo corporal y, nalmente, la sexualidad y el deseo.
«La obra de Isabel Muñoz, alimentada por una fuerza instintiva, está hecha a imagen de su autora, es compleja y escurridiza.
Crea lo que se podría llamar, a falta de otra palabra mejor, imágenes. Preferimos decir que ve sus personajes al revés; su condición no determina lo que vemos. Isabel Muñoz accede y nos hace acceder a aspectos que el propio tema esconde” explica Audrey Hoareau.
Por su parte, François Cheval añade: “Si la estética de las imágenes de Isabel Muñoz se impone frente a nosotros, no
es para complacer el narcisismo de la especie, sino para ofrecer la comprensión íntima de un secreto compartido. Se trata esencialmente de ofrendas a lo desconocido y del anhelo de los hombres de construir puentes entre diferentes mundos. En un tratamiento casi idéntico de los cuerpos, que podríamos definir como paradigmas, Isabel Muñoz identifica posturas sagradas. Ya no los llamaremos «modelos». Estas figuras encarnan, en diferentes formas, todas las representaciones que el ser humano se hace de una realidad diferente. Solo los retratos del grupo étnico caduveo de Claude Lévi-Strauss han podido, gracias a la eficacia de su precisión, dar cuenta de un universo mítico. Ahí se encuentra la verdadera naturaleza de esta fotografía, un monumento que honra la invariabilidad de los sentimientos. Desde que el Homo sapiens es su propio amo, nada ha cambiado esencialmente en su comprensión del cosmos y el caos. Lo que la Historia nos ha enseñado no contradice en nada la mecánica sagrada y hormonal, la parte tribal que nos habita, nos vincula y nos diferencia de otras especies».