En el ensayo Paradojas del arte contemporáneo, la académica mexicana María Andrea Giovine Yañez se propone esbozar algunas paradojas que transita el arte de nuestro tiempo: la de la ruptura, la de la desmaterialización, la paradoja de la trascendencia y la de la mediación, la de la legitimación, la de la interlocución y la de la desartización. Así comienza:
«Es el año 2008 y Guillermo Jiménez Vargas, costarricense, mejor conocido como Habacuc, presenta su «Exposición No. 1» en la galería Códice, de Nicaragua. Como parte de la exposición, hay un perro famélico que Jiménez Vargas recogió de la calle y amarró con una cuerda de nylon para dejarlo morir de hambre y de sed. ¿Desde cuándo la tortura deliberada puede alcanzar una justificación artística? ¿Desde cuándo la experiencia estética consiste en regodearse «intelectualmente» en el dolor de otro ser y encontrarle sentido? ¿Desde cuándo aceptar que este tipo de propuestas son artísticas implica ser abierto, progresista y «de avanzada»? ¿Desde cuándo los artistas, los curadores, los museógrafos, los galeristas, los reseñistas y los críticos de arte generan discursos para sostener como arte algo que, en ocasiones, ya no entendemos? ¿Por qué se engloban con el término de arte contemporáneo obras, piezas, objetos, prácticas y discursos que no se asemejan nada entre sí? ¿Será que todas las obras de arte contemporáneo realmente nos dicen algo, realmente comunican, realmente generan sentido?»
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