Violeta La Burra
“… Cuando les explico a los estudiantes la forma de realizar un retrato, les comento que entre el retratado y el fotógrafo hay una guerra. Y esa guerra, para que la foto sea buena, tiene que ganarla el fotógrafo y no el retratado, porque es evidente que el retratado asume un rol, una pose de cómo le gustaría aparecer. De alguna manera, se auto-representa, se pone gracioso, sonríe… pero eso no tiene nada que ver con su personalidad interior, que es lo que buscamos nosotros cuando hacemos un retrato.” Lo decía en una entrevista poco antes de morir, en 2009 en Barcelona, el argentino Humberto Rivas, maestro de fotógrafos de quien acaba de inaugurarse una muestra en la Galería Trinta de Santiago de Compostela. Así disparaba sobre sus retratados y ganaba sus batallas.
Violeta La Burra, 1979
“Si te miro a ti -le decía a su entrevistador-, ahora veo a una persona que conozco, con una forma de ser concreta y dispuesta a hacerse una foto, pero con una ligera sonrisa que no me interesa fotografiar. Entonces te pido que cierres los ojos. Con los ojos cerrados nadie finge. Entonces, en un momento dado, te pido que mires a la cámara -no que abras los ojos, sino que mires a la cámara– y gracias a la actitud del sujeto, la fotografía no tendrá nada que ver con lo que era antes.”
Agde, 1990
Antes de ser maestro de fotógrafos, Rivas estudió Bellas Artes en Buenos Aires y fue pintor durante más de diez años, hasta que conoció a Anatole Saderman, de quien se consideró alumno. Entre 1962 y 1968 dirigió el Departamento de Fotografía del Instituto Di Tella. Como tantos otros, en 1976 emigró a Barcelona, donde trabajó en fotografía publicitaria y continuó con su producción, dedicada al retrato -con notable influencia de August Sander, a los paisajes y a la naturaleza muerta.
Filo, 1996
“Una vez me pasó algo en la galería Forvm de Tarragona -contó en otra entrevista-. Era una exposición de retratos y entró una señora mayor con un carrito de la compra y se puso a mirar todas las fotos con detenimiento, dando la vuelta a toda la exposición; de pronto, miró hacia nosotros y nos preguntó: ‘¿Quién es el que ha fotografiado a todos estos locos? Seguro que es más loco que ellos’. A mí me pareció fantástico. Cuando uno no se siente obligado a hacer cosas, forzosamente se acaba mostrando.”
Germán, 1998
Pese a su larga ausencia, en la Argentina no se lo olvida. Ahora mismo pueden verse tres de sus fotografías en la muestra de la Colección Rabobank de Fotografía Argentina en el Museo de Bellas Artes. Una de ellas es este retrato de Roberto Aizenberg en un basural.
Roberto, 1967
Y hace semanas se le otorgó (Post Mortem) el Premio Konex -este año dedicado a las artes visuales- en la categoría «Fotografía: Quinquenio 2002-2006», junto con Facundo de Zuviría, Oscar Pintor, Juan Travnik, Dani Yako y Marcos Zimmermann.
Magda, 1986
“…Nunca me dejé atrapar por mí mismo. Ese es mi trabajo, no tengo ninguna duda, un trabajo profundamente sentido. Esas fotos no las podría haber hecho de ninguna otra manera”, dijo en otra entrevista.
En Buenos Aires o en España, Humberto Rivas sigue ganando las guerras que declara a sus retratados.