La obra del brasileño Hélio Oiticica (1937–1980) llega el 28 de este mes al Museo de Arte Moderno de Frankfrut y se convierte así en la mayor retrospectiva homenaje dedicada a este inspirado creador carioca jamás realizada en Alemania.
Con el nombre de El gran laberinto, la muestra atraviesa todas las fases de su obra: desde sus pinturas pasando por sus instalaciones y sus trabajos en cine.
A través de su carrera, Oiticia experimentó en todos los soportes, apostando a la renovación y a la experimentación. La participación activa en el espectador fue fundamental en su obra que creó mucho antes de que las palabras «participación», «contexto», «relacionismo» comenzaran a debatirse en el mundo de las artes visuales.
Fue un zarpado que murió demasiado joven y que no tuvo miedo a redoblar la apuesta de lo que, hasta el comienzo del inicio de su carrera, estaba flotando, estático, en el mundo de la artes visuales de Brasil.
Empezó su trabajo como pintor, convencido de que el color y la forma producirían algún tipo de emancipación. No tardó en involucrarse en otras cuestiones. Con el grupo Frente de Río de Janeiro, desarrolló ideas acerca del arte neo concreto. Desde sus pinturas hasta sus instalaciones a gran escala, fue un visionario.
El movimiento tropicalista se inspiró en su obra y le debe su existencia. Su obra trascendió las frontera de sus ciudad natal y es un faro, a más de 30 años de su muerte prematura (hay muertes prematuras?) para las generaciones que actualmente quieren/intentan hacer una diferencia en el campo visual. Un atrevido, un talentoso. No dejes de ver este video: su espíritu flota en cada fotograma.
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