Hace dos años en el Centro Cultural Recoleta, enfrentó con su humor, a la presidenta.
Ahora, regresa con una nueva obra que ataca el consumo en su llamado paísito, la República Oritental del Uruguay. A partir del 12 de marzo, su nueva obra, la de Javier Abreu, aka El Empleado del Mes, ocupará la sala del Espacio de Arte Contemporáneo de Montevideo. Esto es lo que dice la crítica María Simón, sobre su nueva apuesta y aquí también algunas de sus nuevas obras:
«Abreu incómoda, con un humor ácido amargo a través una expresión aparentemente muy poco técnica. Es un arte propio de «Después del fin del arte», donde, como siempre que el rey ha muerto o de cualquier anuncio apocalíptico, viva el rey, es decir que surgen otras formas sin siquiera agotar las anteriores. Tal vez es natural que un arte que no quiere atarse a las apariencias, que se regodea en ellas y las ataca, no sea especialmente cuidadoso con la factura técnica. Es natural “después del fin del arte”.
Se centra sin duda en el concepto mucho más que en la forma y dice no necesitar la perfección formal o no detenerse mucho en ella. Pero en definitiva, todo arte tiene conceptos y todo concepto tiene un sustrato material, aunque sea vapor.
Del otro lado de la pureza estética, busca todas las asociaciones posibles, desde las evidentes a las más rebuscadas o a las que cada uno quiera encontrar.
Las obras murales (cuadros?) no son lo más común en su producción. Aquí se presenta bajo esta forma tradicional, pero siempre evocando objetos y logrando el mismo tipo de impacto humorístico, ácido, ambiguo.
Ya había tomado otras veces el tema y la materia del dinero, rico en asociaciones al poder, al símbolo, a lo sucio y a lo brillante. Arquetipo de los bienes materiales, siendo él mismo esencialmente inmaterial. Se trata también de una representación del valor, que no tiene valor intrínseco sino simbólico. El dólar se vuelve a su vez símbolo de símbolos o valor de valores después del acuerdo de Bretton Woods, de lo que pasó antes y lo que vino después. Más abstracto también desde que se abolió el compromiso del estado (originalmente impreso en los billetes) de cambiarlos por su valor en oro o plata.
«La necesidad del dinero es pues la verdadera necesidad producida por la economía política, y la única necesidad que ella produce» (Manuscritos económico-filosóficos). El espectáculo extiende a toda la vida social el principio que Hegel en la Realfilosofía de Iena concibe como el del dinero; es «la vida de lo que está muerto, moviéndose en sí misma».
Guy Débord, La sociedad del espectáculo, citando a su vez a Marx y a Hegel».