Una muestra con 27 autorretratos de la artista neoyorquina Joan Semmel se presentan en estos días en The Bronx Museum of Art. Las obras son fresquísimas, de reciente factura (2002-2012).
El ojo lúcido es el nombre que la artista elegió para denominar esta muestra que narra el proceso de envejecimiento de Semmel, captado por su particular perspectiva personal, siempre descarnada, siempre frontal, siempre ella misma.
El proceso de trabajo de Joan Semmel es el siguiente: toma fotografías de sí misma frente a un espejo, en algunas de las obra la artista rebela su proceso de trabajo donde manipula la cámara para crear la imagen buscada. El espejo de Semmel es su ojo lúcido.
Sobre la base fotógrafica, realiza luego sus pinturas.
Semmel nació en el Bronx en 1932 y pasó un período en España durante los años 60s, regresó al New York en 1971 y este regreso implicó un giro en su manera de mirar y de mirarse: reencaminó su carrera y enfocó sus pinturas enfatizando temas eróticos y respondiendo a sus propias ideas sobre la feminidad haciendo su particular aporte al feminismo, que no siempre fue bienvenido por el movimiento que surgía por esos año en la ciudad.
De todas maneras, sus pinturas constituyen una gran influencia en la pintura contemporánea. En la Muestra del Bronx, Semmel confronta a los visitantes con su cuerpo oscuro, desnudo y sin concesiones ante el cannon de belleza femenina y por eso su obra construye una provocación a ese cannon. Pura verdad a través de los ojos y un espejo que no mienten. Es como si gritara: «Esto es hacerse vieja, amigos, y qué?»