Leemos hoy en El cultural, suplemento de cultura de El Mundo de España, esta buenísima nota de Mariano Navarro, sobre esta excelente fotógrafa. Queremos compartirla. Te dejamos un fragmento y sólo agregamos algunas fotografías para que conozcas más su obra. Acá va:
«Ciertamente, no sé qué resulta más fascinante, si la arrebatadora belleza de sus fotografías o la personalidad y la biografía de su autora, la norteamericana Imogen Cunningham, nacida en Portland, Oregon, en 1883. Fue una mujer pionera, estudiante de química, viajera por Europa -publicó su tesis doctoral en Alemania, en 1910-, atraída por la fotografía apenas cumplidos los veinte años y fundadora de su propio estudio dedicado al retrato.
La bañista desnuda
También esposa, amiga y compañera de artistas; miembro asociado del principal grupo americano de fotografía nítida de lo real, el f/64, al que perteneció Ansel Adams; participante en las más relevantes exposiciones internacionales de primera época, como la Film und Foto, de 1929, en Stuttgart, y con una trayectoria profesional -¡70 años!- sin perder jamás el pie de la contemporaneidad ni abandonar el ideario rompedor y progresista con el que se comprometió durante toda su existencia.
A Man Ray Version of Man Ray, 1960
Sin duda Imogen Cunningham es una de las mujeres que más ha contribuido a que la mujer desempeñe un papel social lo más igualitario posible con el hombre y, también, es indudable su destacada actitud feminista -no en vano,la artista vivió todas las transformaciones sociales y todos los cataclismos internacionales del siglo XX-, pero su posición ante la vida, sus valientes incursiones en la verdad y la belleza de lo humano, nos incumben por igual a hombres y mujeres, y poseen una misma fuerza transformadora para unos y otras.
La exposición, comisariada por Celina Lunsford -y organizada en colaboración con La Fábrica, que estos días exhibe obras de una de sus discípulas, Sally Mann– muestra unas 200 fotografías, algunas de ellas inéditas y otras muy poco conocidas, que van desde sus orígenes pictóricos, entre 1906 y mediada la década siguiente, hasta sus retratos de finales de los años sesenta, dividiéndolas, de modo clásico, en apartados temáticos, ordenados sin sumisión alguna a la cronología. (…)
Cuentan que Cunningham firmaba sus fotografías con un sello en caracteres chinos que con las tres sílabas de su nombre I-mo-gen componían un ideograma que significa “ideas sin fin”, una rúbrica exacta para una labor infinita».
Fotografías © Imogen Cunningham Trust