Borges, McCall & Kuball en el Faena: Pura belleza pero nada nuevo bajo el sol de esta primavera tuneada

Faena Arts Center celebra su segundo aniversario con El Aleph, un cruce de exposiciones compuestas por luces y sombras adaptadas, más que inspiradas, para el genial relato homónimo de Jorge Luis Borges.
Curada por Alfons Hug, la primera exhibición de Anthony McCall y Mischa Kuball en Argentina, podrá visitarse a partir del 21 de septiembre y hasta el 28 de octubre en la sede de Puerto Madero.

Mediante inmensas instalaciones lumínicas que se presentan como diseñadas especialmente para cada una de las salas, el artista inglés Anthony McCall -que repite aquí los procedimientos empleados en sus últimas instlaciones en Alemania- y el artista alemán Mischa Kuball -cuya obra expuesta en la sede del Faena no trae nada nuevo a sus producciones de los últimos 5 años- transforman los espacios del viejo edificio de Molinos en lo que se pretende presentar como la caverna de Platón o el purgatorio de Dante, siguiendo siempre el laberinto de circularidad infinita característico de la obra borgiana, en un guión curatorial notablemente forzado.

En realidad, un reciclaje de obras tanto de McCall como de Kuball adaptados cómodamente para este espacio que es tratado con la displicencia inmerecida de un un kunsthalle donde se puede vender obra de segunda mano como si fuese una creación real de sitio específico. De todos modos, una alegría poder ver la obra de estos artistas en Buenos Aires, pero no inventaron nada que ya no habían creado para traer al barrio premiun porteño. Dice el comunicado de prensa: «Un recorrido por espacios de luces y sombras en el que los artistas confrontan al visitante con una nueva vivencia temporal, despojándolo de la experiencia cotidiana en la que el tiempo transcurre presuroso a su lado para reestimular su atención y prolongar su percepción, restaurando el presente y deteniendo el paso del tiempo por un instante».

El Aleph de Borges no es cualquier cosa. Una pena el oportunismo de este cruce de nombres prestigiosos que se sostienen por sí mismos, sin necesidad de apoyarse unos en los otros en un relato forzado.