Texto y fotografías Martin Volman
Para el filósofo alemán Martin Heidegger, “ser obra significa establecer un mundo». Los artistas Teresa Pereda, Pablo La Padula, Gabriel Rud y Elena Dahn parecen confirmarlo en la muestra Biosignos que se puede ver hasta el 13 de Diciembre en la Galeria Dacil, con curaduría de Mariana Rodriguez Iglesias. Son cuatro artistas con trayectorias y técnicas de trabajo diferentes que logran generar una visión sobre la materia, sobre los signos vitales y sobre el mundo orgánico que nos rodea.
Pablo La Padula sale una vez más del laboratorio para mostrarnos más de 20 dibujos en grafito y carbonilla sobre papel. La Padula parece ser un artista-científico pero a la vez un científico-artista. Evidentemente, no puede desprenderse de su carrera artística al investigar, pero tampoco de su compromiso con la ciencia a la hora de realizar obra artística. Además, se exhiben desplegados los resultados de un mecanograma, es decir, del dispositivo que registra el trazo de los movimientos de un músculo de un órgano.
Pablo La Padula
Teresa Pereda muestra de su serie Cuando el agua calla, iniciada en 2006, el resultado de la inmersión de papeles y chapas de acero en mallines de la Patagonia. Así logra reafirmar la relación entre naturaleza y arte, entre los procesos naturales y los procesos del arte que están más asociados de lo que parece. Lo ancestral, la recolección y una búsqueda de lo natural están presentes a lo largo de su trabajo.
En la misma sala, Elena Dahn reflexiona sobre la forma y la transformación de la técnica de la escultura con figuras blandas, realizadas con yeso colorado que a simple vista podría confundirse con silicona. Las obras se encuentran colgadas sobre la pared como si fueran un cuadro. Las formas y colores que se crea producen un efecto de encantamiento.
En una sala más pequeña, Gabriel Rud -como si fuera un escultor virtual- inventa seres extraños que no pueden reconocerse, que no encuentra símiles en el mundo real. Logra crear y acercarnos a una ficción que remite a una de las preguntas clásicas sobre la fotografía, sobre la frontera entre lo real y lo ficticio, entre la mimesis y la representación.
Biosignos es, como dice su curadora,»lo que se desborda de la máquina lógica en la creación de convenciones; lo vital que se niega dejarse atrapar».