Alberto García-Alix (León, 1956) es uno de los intérpretes más importantes de la fotografía internacional contemporánea. A través de su obra fotográfica, audiovisual y escrita, el autor nos introduce en una dimensión emocional y autorreferencial que convierte todo su trabajo, mirado en conjunto, en un gran autorretrato expandido. A partir del 7 de febrero abre una gran retrospectiva de su obra, Autorretrato, en el Centro de la Imagen La Virreina de Barcelona.
Una pequeña historia de amor, 1995
El concepto de autorretrato es muy amplio para Alberto García-Alix, ya que abarca una gran parte de su obra en la que se considera reflejado. De hecho, es difícil encontrar en el trabajo de este autor alguna pieza que no sea intensamente autorreferencial.
Un instante de eterno silencio, 2010
La muestra recorre la trayectoria del artista desde los primeros autorretratos realizados a finales de los años setenta a las fotografías de fragmentos de su cuerpo que responden a diferentes necesidades del fotógrafo a la hora de contarnos su particular descomposición del autorretrato.
Autorretrato con la mano herida, 1983
Se podría hablar de una serie de “paisajes íntimos”, lugares que forman parte de las vivencias del artista y sobre los que siente la urgencia de proyectarse, a sus trabajos en vídeo (Tres vídeos tristes, De donde no se vuelve), en los que García-Alix une fotografía, imagen secuencial y ambientaciones sonoras para adentrarnos en un universo cada vez más narrativo.
Autorretrato con mocasines, 1988