La exhibición creada por el Parque de la Memoria, “Tiren papelitos”: El Mundial ‘78 entre la fiesta y el horror, que abre este 15 de junio, se propone recuperar la complejidad y el espesor de un tiempo atravesado por profundos contrasentidos. Desde su título, intenta dar cuenta de las tensiones que la sociedad argentina experimentó por entonces y del modo en que, con ingenio y creatividad, se articularon formas de lucha y resistencia. “¡Tirenpapelitos, muchachos!” fue la irreverente consigna que Clemente, el entrañable personaje del humorista y dibujante Caloi, lanzó como respuesta al discurso oficial encarnado en la voz del relator periodístico José María Muñoz, quien exhortaba a la población a vivir el Mundial de manera “limpia” y “ordenada”, sin arrojar papeles festivos que “ensuciaran” o “afearan” el espectáculo deportivo.
Al cumplirse el40º aniversario de la celebración del Campeonato Mundial de Fútbol de 1978, el Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado explora la compleja trama de narrativas que se entretejieron en torno a la organización y la realización del torneo en plena dictadura cívico-militar (1976-1983).
No fue esta la primera vez que el deporte y su potencial propagandístico serían utilizados para camuflar la realidad: el dictador Benito Mussolini legitimó su régimen fascista a partir del Mundial de Fútbol que se llevó a cabo en Italia en 1934 y, dos años más tarde, en 1936, el régimen nazi de Adolf Hitler implementó una importante estrategia comunicacional para presentar la imagen de una Alemania pacífica ante miles de espectadores y periodistas extranjeros durante las Olimpíadas de Verano en Berlín. Deporte, fervor popular y nacionalismo extremo conllevan una larga tradición de usos y abusos por parte de quienes detentan el poder.
Con el fin de organizar el evento pero también con el afán de proyectar una imagen “positiva” para acallar las fuertes críticas que, desde el extranjero, la Argentina recibía por la sistemática violación de los derechos humanos, la Junta Militar puso en marcha el “Operativo Copa del Mundo 1978”, una serie de acciones nucleadas en torno al Ente Autárquico Mundial 78 (EAM 78) que incluyó, entre otras, la remodelación de tres estadios (River, Vélez y Rosario Central), la construcción de otros tres (Córdoba, Mar del Plata y Mendoza), la puesta en valor de la infraestructura aeroportuaria y hotelera, la remodelación de Canal 7 (que pasó a llamarse Argentina Televisora a Color) y la contratación de la afamada empresa publicitaria estadounidense Burson-Marsteller y Asociados, creadora del eslogan que pasó a la historia como una verdadera vergüenza nacional: “Los argentinos somos derechos y humanos”.
Así, entre goles y tortura, entre canciones de cancha y desapariciones, en junio de 1978 la Argentina ganaba su primera Copa del Mundo y esa anhelada e inédita victoria deportiva, festejada por una multitud que recuperaba las calles proscripticas desde el golpe de Estado, quedaba atrapada en una contradicción imposible de saldar.
A partir de un esmerado trabajo de investigación realizado en forma conjunta por Memoria Abierta, el colectivo de periodistas NAN y el Parque de la Memoria, la muestra articula múltiples voces y utiliza diversos materiales –testimonios audiovisuales, documentación de archivo y obras de arte contemporáneo– con el fin de revisitar uno de los períodos más problemáticos de la historia argentina reciente. El hecho de que esta exposición coincida con la celebración de un nuevo mundial de fútbol tampoco resulta casual. Mirar hacia el pasado puede también arrojar luz sobre el presente y advertir sobre los riesgos que corren los valores de la legítima práctica del deporte cuando son utilizados como cortina de humo por los intereses de la política mal entendida.
Hasta el 20 de agosto. Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado. Avenida Costanera Norte Rafael Obligado 6745