Hoy es una de las las figuras del arte coreano contemporáneo más reconocidas internacionalmente. Se trata de Lee Bul -1964, Seúl- quien se formó como escultora, iniciando su trayectoria artística en los ochenta. A partir del 7 de septiembre presenta su último proyecto la galería Galerie Thaddaeus Ropac en su sede de Le Marais de París, ciudad en la que en 2007 sorprendió con su muestra On every new shadow.
La muestra actual, Pure Invisible Sun, es una instalación a medio camino entre la arquitectura, la escultura y el laberinto ciclópeo, que se compone de un enorme número de espejos y contiene referencias a los caleidoscopios de los que se obtienen visiones parciales o alucinatorias de la realidad, de un medio ambiente, del que, según Bul,» tenemos un enfoque fragmentado, y de una sociedad actual en tensión y en un proceso de reconstrucción constante».
Gran parte del mundo artístico de la coreana refleja los debates y los desafíos sociales vinculados a la arquitectura desde los inicios de la modernidad y la muestra que se verá en París contiene buena parte de los rasgos que para Bul deberían determinar la arquitectura actual: transparencia, luminosidad y formas orgánicas.
La complejidad visual de los espejos entrelazados parece evocar la fluidez circulatoria de los entornos urbanos y la luz que cada uno refleja se vincula a esa búsqueda de la plasmación de la utopía común a muchos trabajos de Lee Bul.
La coreana alcanzó rápidamente fama internacional mediante sus performances y sus esculturas de cyborgs y monstruos. La inmortalidad, lo artificial o el cuerpo humano son para ella campos de investigación que permiten explorar la eterna fascinación del ser humano por lo desconocido, lo extraño y lo monstruoso.
Su obra también podrá verse, a partir del 5 de octubre, en el Musée d’Art Moderne Grand-Duc Jean de Luxemburgo.