Así se presenta la artista italiana Karenina Fabrizi: «Recientemente tuve una experiencia muy traumática por la que se me diagnosticó con cáncer de mama. Tuve dos operaciones en los últimos dos meses.
Todavía estoy haciendo los tratamientos, pero de alguna manera, quiero vivir más que nunca y hacer todas las cosas ahora, no quiero esperar hasta que esté totalmente recuperada porque creo que el momento que vivimos es la que importa.
Supuse que este cambio también afectaría a mi producción artística. No me avergüenzo de mi estado y mi más profundo deseo es compartir mi experiencia con otras personas a través del arte, que es para mí la forma en que proceso a todas las cosas en mi vida, buenas o malas.
Siempre me sentí fascinada por la naturaleza, el comportamiento de los animales, la forma en que las flores y las plantas crecen y la forma en que, una gran parte de ella, constituyen la inyección sutil de ambigüedad que desdibuja la diferencia entre lo ordinario y lo fantástico.
En mi trabajo quiero acercar la naturaleza al observador, para conectar a la gente con sus raíces y recuerdos. Los elementos orgánicos son esenciales, ya que nos muestran, como en un cuento de hadas, la relación entre la mente subconsciente y el mundo real.
Esto, además de que tiene un lado claro oscuro, también encarna un sentimiento de fragilidad y vulnerabilidad, lo que parece ser una característica constante de mi trabajo.
Delicadas líneas de grafito, un aceite sutil paleta de colores, tinta y papel de arroz, todas amalgaman para crear capa tras capa un aspecto particular de ensueño que distingue mi trabajo».