Este mediodía se dio por inaugurada oficialmente la serie de muestras que Christan Boltanski (Francia, 1944) trae a Buenos Aires. Tuvo lugar en el Hotel de los Inmigrantes, entre los lujos de Puerto Madero y el horizonte que traza el Río de la Plata.
La inauguración, donde participaron desde modelos excesivamente fotografiadas, pasando por estrellas televisivas en descenso hasta lo más granado de la intelectualidad nac & pop y el campo estrecho del mundo de las artes visuales pasando por un incordioso y maleducado «equipo de filmación» que cercaba molestamente al artista ante cada paso, se llama Migrantes y consiste en una serie de instalaciones de sitio específico que Monsieur Boltanski pensó para Buenos Aires, primera ciudad en el mundo que recibe de una vez cuatro muestras poderosas y simultáneas de su creación.
Migrantes, la exhibición que reunió a esta fauna variopinta y bulliciosa, tiene lugar en un espacio muy sensible para los porteños, fue el lugar a donde llegaron nuestros abuelos y bisabuelos para poblar esta tierra sureña, décadas atrás europeos jóvenes y pobres que venían en barco hacia aquí para encontrar su lugar en el mundo. Llegaban al hotel que ahora es el espacio estelar de la muestra estelar de Boltanski y pasaban cuarenta días hasta ser aceptados y cruzar la frontera. Allí dejaban su alma vieja y su antigua vida y con miedo e incertidumbre entraban a la ciudad para barajar de nuevo.
Este hecho es registrado por el artista francés en esta exhibición en dos sentidos. El primero, uno visual. En salas contiguas invade con sus fantasmas, sus humos, sus cunas vacías de cuerpos de bebés, sus perchas donde se intuye la forma humana pero donde nunca jamás se ve un cuerpo sino donde se percibe una reminiscencia de alguien con un corazón que latía y una respiración que vibraba, esqueletos sin huesos, tumbas sin cadáveres, flores homenajeando sin homenajeado, luces bajas y humo mucho humo, un clima de purgatorio-infierno, un clima de frontera, parecido, quizá, a lo que uno podría imaginar que Platón describió en su túnel de almas perdidas y en el llamado proceso de transmutación de las almas. El segundo sentido, estrictamente sonoro, está compuesto de un murmullo inquitante de voces que, en distintos idiomas, dicen su nombre, su ciudad de origen, su edad, su deseo y aquello que han abandonado.
En definitiva en Migrantes, Bolstanski cuenta un enjambre de voces con cuerpos ausentes, cuerpos que están a punto de empezar un viaje porque han abandonado otro. Esos cuerpos invisibles se plantan en una frontera: ¿un limbo, un nuevo inicio, la muerte? El hotel por momentos parece un orfanato por otros un hospital, a veces una morgue, siempre un punto de llegada más que de partida.
Migrantes narra uno de los momentos más actuales de la vida contemporánea: el movimiento de un lugar a otro, el cruce de fronteras, el nomadismo perpetuo.
Esta muestra imperible es realizada en colaboración entre la Universidad Tres de Febrero y el Ministerio de Migraciones y con la curaduría excelsa de Diana Wechsler y además recupera para la ciudad un espacio que, según promete el director de la UNITREF, Aníbal Jozami, será ocupado en el futuro por intervenciones artísticas.
Melancolía, vida e historia destila esta creación de este artista considerado una de las figuras más importantes de las artes visuales contemporáneas. Dice él mismo sobre esta obra: “Lo que trato de hacer con mi trabajo es plantear preguntas, contar historias a través de imágenes visuales. Hablo de cosas efectivamente muy simples, comunes a todos. Intento que la gente se olvide que es arte y piense que es vida».
Info sobre Migrantes: Museo Hotel de Inmigrantes. De martes a domingo de 12 a 20.
Las otras muestras se pueden visitar en Tecnópolis, la UNITREF y la antigua Biblioteca Nacional. Seguiremos informando.
Muy buena nota. Me conmovió y la sola atmósfera de estas imágenes silenciosas sumaron al misterio. Que obra! es cinematográfica. No diré mas. Voy a ir, seguro me dejará secuelas. Saludos