Por Clarisa Ercolano
Raúl Flores se siente satisfecho. Asegura que en la curaduría que realizaron con la mexicana Manuela Moscoso para el Barrio Joven de Chandon en arteBA es cuanto menos promisoria. Remarca que “este año va a ser una edición de muchísimos proyectos que tienen apenas un año de vida, esa sería la novedad del año, estamos en un momento de cambio y de paradigma de lo que son los espacios de exposición de artistas jóvenes. Varios de los formatos no son siquiera de galería tradicional”, le cuenta a Jaque al Arte mientras revuelve su café en un bar de Recoleta.
Le entusiasma la idea de que los artistas no deban pagar una suerte de “derecho de piso” para mostrar su obra y valora el formato de autogestión que imperó en los proyectos presentados. “Este espacio permite mostrar y una circulación independiente que antes no existía. Los proyectos de Barrio Joven son absolutamente independientes, no tiene gestión de ninguna institución y creo que es lo más interesante”.
Manuela Moscoso y Raúl Flores, curadores de Barrio joven
Entre los 16 espacios seleccionados, se resume una buena convocatoria con un igual porcentaje de galerías latinoamericanas, porteñas y del interior del país. “Creo que el espacio es un buen comienzo, es exponer, es conocer colegas, hay mucho de colaborativo este año, se realizan vinculaciones nuevas, se parecen los artistas en el planteo del proyecto, está vinculado al tema de artistas, hay formatos nuevos”, enumera.
Y destaca dos marcadores de esta edición: “La autogestión y el formato de residencia, que son casas donde los artistas jóvenes viven y tienen formación y un espacio de exposición para sus primeras muestras. Hay una suerte de colaboración entre todos. Lo común es que todos hacen en las condiciones que tienen y desde ahí mejoran”.
De algún modo, los vaivenes y la crisis económica no discriminan al arte por eso Flores señala que “la idea no es solo dar la primera sala, la primera muestra. El tema de las residencias es hasta lógico por la situación económica en la que estamos y como generación esta generación optimiza, resuelve prácticamente, colabora con la obra del otro, comparte la información y los contactos. Se abrió una nueva comunicación en el medio”.
Más allá del cambio en la manera de trabajar, conseguir recursos y lograr visibilidad, el desafío en un futuro inmediato es generar nuevos coleccionistas. “Se trabaja en este sentido y también está bueno porque se derriba un poco esa idea de artista individualista y egocéntrico, creo que se logró una nueva forma de vincularse”.
Sobre la temática que pueda unificar a las obras de esta selección, Flores advierte que “hay una marca contestataria y social; sin duda no es una obra amigable”.
“Acá hay un mismo entorno objetivo y situación social en común que van a generar además clientes nuevos, ese es el gran desafío de los proyectos, pensarse a futuro, entrar en lo que se denomina como arte accesible, el formato es ganar un nuevo tipo de clientes que aún no están surgiendo porque a los clientes hay que formarlos en todos los sectores del arte, obviamente”.
De cara a las bodas de plata de arteBA, recuerda que “yo también empecé mi carrera hace 25 años y he visto que se ha construído una escena, antes era imposible pensarse como profesional en este medio. El Malba ha ayudo a empezar a profesionalizar, también las carreras nuevas como gestión cultural o curaduría, el programa de artistas de la Di Tella; hay un cambio de paradigma en todo sentido”.
Con la tarea ya cumplida, Flores espera que estos espacios ayuden a que un público que no se acercaría al arte lo haga. “Ojalá que así sea”, dice. “En Barrio Joven hay una generación de menos de 30 años que ya incorporó las redes sociales a su trabajo, que sumó la tecnología, eso es algo totalmente nuevo, en 25 años pasan muchas cosas”.